La Medicina de la Naturaleza

El aire, el agua, el fuego, la tierra…la madre naturaleza.

Ahí esta la medicina más noble y a la que podemos acceder en lo cotidiano con simples actos prácticos. La invitación es a conectar y sentir el equilibrio, complemento y armonía de los elementos entre ellos y nosotros.

El aire que refresca o enfría, se lleva o trae, levanta, despeja, revuelve. Nos trae el oxigeno, se lleva el dióxido de carbono y lo entrega al reino vegetal que lo necesita, lo procesa, se nutre y transforma en oxigeno para retornarlo al ciclo si fin.

El agua del mar, del río, en un baño de tina o de termas, en lavarnos la cara y renovarnos. El agua nos ayuda a fluir, moviliza emociones, tensiones, solvente universal por excelencia. Cuando hay tensiones, acudir a la medicina del agua es una buena opción. De manera externa en baños o beber agua, ojala filtrada o purificada, comer frutas donde hay agua de mejor calidad por naturaleza.

El fuego, mi elemento, el Sol mi astro, el elemental que danza en la llama de la vela, el que abriga y también quema, ilumina, transmuta de estados al incinerar. Tomar sol 15 minutos al día, otoño, invierno, primavera y verano. Al tiempo del frío abrigarse al fuego para contrarrestar la humedad.

La tierra, sustento, sostén, firmeza, fertilidad, hogar, contención. Tocar tierra, pisar firme a pies descalzos, distintas texturas, arena, piedras, pasto, tierra seca, húmeda, barro. También vitalidad para la 1era. infancia en eso y en moldear gredas, arcillas, arenas, barro. Vitalizar con alimentos terrosos como los tubérculos, las raíces. Cuando estamos muy aire, muy dispersos, inseguros.

Este fin de semana que paso la medicina fue natural, simple, tranquila, de estar ahí con los elementos, en el fuego de la hoguera, el baño en la piscina, la amplia tierra, el aire que movía los sauces. Ahí nos reciclamos, ahí nos sanamos.

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